William Edwards Deming: ¿Quién es este genio del control de calidad que hizo brillar a Japón?
- Daniel Ramírez
- 7 nov 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 5 ene
"Ingeniería Industrial y Calidad" Probablemente esos términos te traen recuerdos de interminables diagramas y fórmulas. Pero hoy no vamos a hablar solo de matemáticas aburridas. Vamos a hablar de un hombre que revolucionó la calidad en el mundo empresarial, un genio que salvó la economía japonesa, y, por supuesto, de cómo Estados Unidos tardó décadas en darse cuenta de que tenían un genio en casa. Bienvenidos al mundo de William Edwards Deming, el verdadero "padre del control estadístico de la calidad".
La vida y obra de un ingeniero rebelde
Deming nació en 1900 en Sioux City, Iowa, y aunque pareciera un típico nerd americano, su historia es cualquier cosa menos común. Desde joven, se dedicó a estudiar ingeniería eléctrica, luego física matemática, y terminó con un doctorado en física en Yale. Nada mal, ¿no? Pero no se quedó en las aulas. Su verdadera pasión estaba en los números que transforman industrias, y, en su caso, un país entero.
Tras trabajar en el Departamento de Agricultura de EE. UU. en la década de 1920, Deming conoció a Walter Shewhart en Bell Labs, quien desarrolló la Carta de Control. Esta herramienta fue la base de lo que hoy conocemos como control estadístico de calidad. Spoiler alert: Estados Unidos no estaba muy interesado en esas ideas revolucionarias. En aquella época, las empresas preferían vender productos defectuosos y evitar mejoras en calidad. “¿Para qué cambiar si todo se vende?”, era el lema de los grandes jefes.
Japón en crisis... y el salvavidas Deming
Cuando la Segunda Guerra Mundial terminó, Japón estaba en ruinas y con una reputación de producir cosas de mala calidad. Fue entonces cuando, en un giro inesperado de eventos, los japoneses invitaron a Deming para darles un curso intensivo sobre control estadístico de procesos. Así es, Japón puso en práctica el “Made in Japan” de la mano de un estadounidense.
A lo largo de sus charlas en Japón en 1950, Deming enseñó a cientos de ingenieros y científicos el arte de aplicar estadísticas para crear calidad. Fue un éxito tan rotundo que hasta editaron sus conferencias y vendieron miles de copias en japonés. Y como los japoneses no andan con rodeos, crearon el Premio Deming en su honor, otorgado a empresas con una gestión ejemplar en calidad. Gracias a su colaboración, Japón pasó de ser conocido por productos defectuosos a liderar la industria global de la calidad.
¡Hey, Estados Unidos, despierta!
Mientras Japón despegaba con sus productos de alta calidad, en EE. UU., Deming seguía siendo un completo desconocido. No fue hasta la década de 1980 que el país se dio cuenta de su error, gracias a un programa de televisión llamado Si Japón puede, ¿por qué nosotros no? Sí, así de tarde fue el reconocimiento a su propio genio. Desde entonces, Deming empezó a recibir la atención de la industria estadounidense, aunque ya era un veterano y no podía dar tantas conferencias como la demanda lo exigía.
A pesar de esto, Deming dejó un manual, Out of the Crisis, una especie de biblia para quienes buscan entender el verdadero significado de calidad y gestión. Este libro no es solo para ingenieros: es un golpe en la cara a las prácticas empresariales mediocres.
Las enseñanzas y el legado de Deming
Deming identificó lo que llamó las "7 enfermedades mortales de la gerencia" —sí, lo dijo de manera literal. Desde la falta de constancia en los propósitos hasta la obsesión por evaluar a la gente solo en función de números, Deming dejaba claro que el camino hacia la calidad real estaba plagado de obstáculos... y gerentes que solo miraban cifras. Además, propuso 14 puntos para lograr un sistema de calidad real, y un proceso que probablemente te suene si estudiaste Ingeniería Industrial: el famoso ciclo PDCA (Planificar, Hacer, Verificar y Actuar).
Esta metodología infinita, repetitiva y, a veces, desesperante, es la base de la mejora continua y se inspiró en el espiral de calidad de Shewhart. Gracias al PDCA, Deming enseñó a empresas a controlar sus procesos y reducir la variabilidad. Esta simple idea de "si controlas la variabilidad, controlas la calidad" fue el golpe que necesitaban los sistemas industriales para pasar de lo ordinario a la excelencia.
El impacto en la Ingeniería Industrial
Gracias a Deming, la Ingeniería Industrial no se limita a calcular tiempos y movimientos. La estadística en calidad se convirtió en una herramienta indispensable para todo ingeniero que busca eficiencia y resultados, y el impacto de Deming hoy se sigue viendo en cualquier empresa que toma en serio la mejora continua. De hecho, cualquier ingeniero industrial que se respete ha escuchado sobre Deming, y probablemente sueñe con lograr el impacto que él logró en Japón.
¿El último chiste? El mundo celebra su legado... menos él
En la ironía máxima, Deming pasó sus últimos años aconsejando empresas en EE. UU., y falleció en 1993, aún sin ser tan reconocido en su país como en Japón. Pero su legado sigue: la calidad hoy no se concibe sin el control estadístico, y términos como “mejora continua” son la norma. Así que la próxima vez que escuches hablar del Premio Deming, recuerda que este tipo cambió el mundo, aunque nadie en su país se diera cuenta hasta que ya era tarde.
Deming: el ingeniero industrial que enseñó al mundo que calidad es mucho más que evitar productos defectuosos, es una filosofía que puede levantar —o hundir— naciones enteras.
Si bien el legado de Deming sigue vigente, para muchas empresas resulta complicado mantener un compromiso real con la calidad. ¿Qué opinas tú?.
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